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Renacer

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Bárbara Rosa Rodríguez Menine

Bárbara Rosa Rodríguez Menine cuenta con 36 años en aulas y seis años en el Ministerio de Educación, ha acumulado cientos de especializaciones, posgrados, talleres y cursos que se reflejan en los logros de sus alumnos y en la pasión con la que comparte su experiencia. Durante tres décadas formó generaciones en diversas instituciones, con una última etapa en la escuela estatal Eduardo Blanco de Chirgua, sector La Mona en Bejuma, Carabobo. A sus 63 años y a la espera de la jubilación, infunde paciencia y dedicación en cada proyecto educativo que lidera desde la Microescuela ’Renacer’.

Bejuma - Carabobo

Renacer

5

Número de alumnos: 

Bárbara Rosa Rodríguez Menine emprendió su viaje hace casi una década cuando, al impartir clases particulares a su nieto, vio cómo otros niños llegaban atraídos por su cariño y dedicación. En una casita humilde que su hija le regaló para enseñar, esa estancia a punto de demolerse cobró nueva vida gracias a su empeño. Poco a poco, esa vieja sala se convirtió en un aula llena de libros, juegos, pizarra y letras, donde de lunes a jueves comparte con sus alumnos dos horas de aprendizaje íntimo y personalizado.

Docente de la vieja escuela, Bárbara no se conforma con avanzar por inercia: su atención contempla cada necesidad y corrige con paciencia los tropiezos para que ningún niño quede rezagado. Para ella, el aprendizaje no admite presiones innecesarias, sino que brota del interés y las capacidades de cada alumno. Bajo su mirada atenta, muchos pequeños han recuperado la confianza que otros sistemas educativos les negaron.

Su microescuela es un taller de creatividad permanente. Con semillas de tamarindo enseña a contar, con cartón reciclado y tizas convierte letras en un juego de formación de palabras, y en su jardín introduce nociones de botánica. Aunque su único apoyo tecnológico es un ventilador, su teléfono le permite investigar métodos nuevos y alimentar esa gran biblioteca personal de más de mil títulos.

Comprometida con la comunidad, reinvierte sus ingresos para mejorar espacios y mantiene un diálogo constante con padres y representantes. Gracias al boca a boca, recibe estudiantes de sectores vecinos y recoge con orgullo las buenas noticias de sus progresos. Su mensaje a colegas es claro: enseñar con amor y pasión, convencida de que la satisfacción de ver crecer a un niño es el mejor de los pagos.

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