En 2008 Dora Graterol abrió las puertas de Los Doraditos impulsada por el amor hacia su primer hijo con síndrome de Down y la búsqueda de un proyecto que le permitiera trabajar mientras lo cuidaba. Lo que nació como una necesidad personal se convirtió en una microescuela de la red El Bello Árbol capaz de transformar la vida de familias enteras en San Juan de los Morros.

Desde el primer día, cada estudiante encuentra un espacio diseñado para atender sus necesidades individuales. Con especial énfasis en lectura y matemáticas, Los Doraditos ofrece también talleres de habilidades prácticas y fomenta valores como la solidaridad, la responsabilidad y el respeto.

Cada tarde, Dora recibe a sus alumnos con paciencia y dedicación, empleando métodos que no solo refuerzan conocimientos, sino que les ayudan a expresarse con confianza, a fortalecer su autoestima y a superar los límites que ellos mismos se imponen. En cada actividad late un propósito claro: descubrir el verdadero potencial de cada niño y alentarlo a creer en sus capacidades.

El mayor logro de esta maestra se mide en los abrazos de antiguos alumnos que regresan con diplomas en mano, agradecidos por la base sólida que recibieron en su microescuela. Para Dora Graterol no hay mayor recompensa que saber que el conocimiento impartido en Los Doraditos sigue siendo una herramienta viva para transformar vidas.