Emma Tovar dio vida a la microescuela After School Chikiteam como respuesta a la necesidad de ofrecer educación de calidad frente a la paga insuficiente del ministerio. Con el apoyo de su madre y su hermana, ambas docentes, emprendió este proyecto basado en lo que mejor sabe hacer: enseñar con amor y dedicación.

En este acogedor espacio anexo a su hogar, Emma y su equipo reciben a niños de preescolar hasta sexto grado, brindándoles atención individual y fomentando su vínculo con la comunidad. Cada rincón está equipado con muebles, libros, juegos y pizarras, todo pensado para inspirar el aprendizaje y hacer del aula un lugar ameno y creativo.

A pesar de las dificultades cotidianas, como cortes de electricidad o problemas de internet, Emma enfrenta cada obstáculo con una sonrisa y un plan de acción. Atiende con esmero a estudiantes con condiciones especiales y celebra cada avance, convencida de que la felicidad de los niños al asistir a la escuela es su mayor logro.

Movida por la pasión de ser testigo de la transformación del aprendizaje, Emma se capacita constantemente y experimenta nuevas metodologías. Sueña con expandir su microescuela, recibir a más niños y equipar el espacio con computadoras, impresoras y alfombras de juegos para seguir impactando de manera positiva a su comunidad.