Gladys Pacheco se ha convertido en el corazón de la microescuela ‘Esperanza para Crecer’, un espacio inundado de colores, valores y aprendizaje. Bajo su guía, cada rincón refleja el cariño y la atención que dedica a sus alumnos, quienes no solo refuerzan sus habilidades en comprensión lectora, matemáticas y ortografía, sino que también aprenden el valor del respeto, la gratitud y la convivencia, plasmados en los carteles educativos que adornan las paredes.

Con paciencia y creatividad, Gladys utiliza el pizarrón y los cuadernos como puertas hacia el descubrimiento. Cada explicación es una invitación a la reflexión y al diálogo, y cada actividad se adapta para brindar atención personalizada a las necesidades de cada niño. Su método interactivo convierte conceptos abstractos en herramientas tangibles, fomentando la curiosidad y el pensamiento crítico.

El aprendizaje en esta microescuela trasciende las fronteras de los textos. A través de dinámicas recreativas, manualidades y proyectos colaborativos, los pequeños encuentran el placer de explorar y construir conocimientos con sus propias manos. Resolver problemas matemáticos en el pizarrón o trabajar juntos alrededor de una mesa de madera se convierte en una experiencia que fortalece su confianza y despierta el espíritu de equipo.

Gracias a la entrega de Gladys Pacheco, Esperanza para Crecer demuestra que una educación de calidad transforma no solo la mente, sino también el corazón. Su labor cotidiana forja en cada niño la capacidad de enfrentar los retos académicos y los desafíos de la vida, sembrando esperanzas que crecerán con ellos mucho más allá del aula.