Hermes Pérez descubrió su verdadera vocación al ayudar a una niña de primer grado que requería atención especial. Mientras la guiaba con paciencia para comprender mejor sus tareas, comprendió que con tiempo, dedicación y una orientación cálida era posible encender en cada estudiante el asombro por aprender. Así nació El Faro de la Tarea, primero en su propia casa y luego en un espacio más amplio donde pudieran llegar más niñas y niños ávidos de apoyo.

Con el paso de los meses, ese faro se convirtió en un refugio de aprendizaje personalizado. Cada jornada está diseñada para reforzar la lectura, la escritura y las operaciones básicas, al tiempo que se cultiva la confianza de cada estudiante. En un entorno donde muchos padres trabajan largas jornadas o han debido migrar, El Faro de la Tarea es un apoyo constante tanto para los pequeños como para sus familias.

Este proyecto trasciende el simple refuerzo académico: es un lugar donde el conocimiento cobra sentido y el entusiasmo por estudiar florece. Allí se fomenta el pensamiento crítico, la curiosidad y el respeto mutuo, pilares fundamentales para el desarrollo integral de quienes participan.

Detrás de cada actividad y cada logro, está la convicción inquebrantable de Hermes Pérez de darlo todo por sus alumnos. Su meta es que ningún niño tenga un futuro incierto, sino que cada uno crezca con herramientas sólidas y un carácter fuerte para enfrentar la vida y convertirse en mejores personas cada día.