Oasis del Educador

Karla Hernández
Karla Hernández es la maestra de la Microescuela Oasis del Educador. Aunque se formó como Ingeniera en Petróleo, nunca ejerció en ese sector porque desde adolescente su verdadera pasión ha sido la docencia: siempre dedicó su tiempo a explicar con claridad temas complejos a familiares y amistades, convirtiendo dudas en aprendizajes y demostrando que enseñar es su vocación genuina; incluso reconoce en voz alta ‘no sé por qué estudié Ingeniería si lo que debí estudiar era Educación’. Su entrega y habilidad innata para hacer accesibles las lecciones inspira a todos los que tienen la fortuna de aprender de ella.
Bejuma - Carabobo
Oasis del Educador
5
Número de alumnos:




Hace más de seis años, Karla Hernández decidió abrir las puertas de su hogar para atender a niños y jóvenes que necesitaban un apoyo adicional. Al principio, unos cuantos la buscaban para reforzar la lecto escritura, pero pronto la mayoría fueron estudiantes de nivel medio y diversificado que querían nivelarse en materias como matemáticas, física y química. Sin pizarra ni salones amplios, su pequeña sala se convirtió en un espacio de aprendizaje y transformación.
Para Karla, no basta con enseñar procedimientos; cada palabra que comparte está cargada de intención y busca despertar la conciencia de sus alumnos. Quiere que comprendan lo que estudian, que sepan aplicar la lógica de un problema en su día a día y que desarrollen la capacidad de pensar con sensatez. Así, cada sesión deja huella más allá de un examen.
La mesa de madera donde trabaja suele ser la misma en la que comparte sus alimentos con la familia. Allí se respeta el ritmo individual de cada estudiante, reconociendo que lo que para unos resulta sencillo para otros representa un desafío. Su objetivo es claro: que estos jóvenes aprendan para la vida, que descubran sus propias fortalezas y valoren la confianza en sí mismos como la materia prima para alcanzar sus sueños.
Consciente de las limitaciones de recursos en su comunidad y del gran sacrificio de los padres, Karla ofrece horarios flexibles y aprovecha cada minuto de clase. Algunos llegan sin zapatos, pero nunca sin ganas de aprender. Y ella no descansa hasta asegurarse de que esa pasión se convierta en oportunidad y en un futuro mejor.