Sagrado Corazón de Jesús

María Angélica Rubio
María Angélica Rubio es la maestra de la Microescuela Sagrado Corazón de Jesús de la red El Bello Árbol, con más de 30 años de trayectoria en el ámbito educativo; ha desempeñado roles de docente, subdirectora y coordinadora en diversas instituciones y es graduada del Pedagógico de Maracay. Su formación se ha enriquecido con diplomados y talleres en educación inclusiva, lo que, junto a su profunda pasión por la enseñanza y su firme compromiso con el aprendizaje personalizado, la convierte en una profesional destacada en la atención a niños con necesidades educativas diversas.
Juan Germán Roscio - Guárico
Sagrado Corazón de Jesús
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Número de alumnos:




María Angélica Rubio llegó a la microescuela Sagrado Corazón de Jesús en 2018 con la firme convicción de transformar cada reto en una oportunidad de crecimiento. Desde el primer día, su compromiso fue brindar una atención personalizada a estudiantes neurodiversos, conscientes de que cada niño tiene un ritmo único para aprender a leer, escribir y contar. Su llegada marcó el inicio de un proyecto donde la empatía y el cariño son tan importantes como los contenidos académicos.
A través de un enfoque inclusivo, María Angélica diseñó estrategias pedagógicas que integran valores y habilidades sociales con las áreas básicas del conocimiento. Bajo su guía, la diversidad dejó de verse como un impedimento y empezó a percibirse como una fuente de fortaleza. Cada sesión se convierte en un espacio seguro donde los niños despliegan su potencial sin miedo a equivocarse.
La maestra Rubio incorpora herramientas adaptadas, lecturas grupales y proyectos creativos que estimulan la curiosidad y la colaboración. Su aula se llena de colores, música y risas, reflejo de un ambiente donde el aprendizaje es un acto de descubrimiento compartido. En cada actividad, ella celebra los pequeños avances y anima a sus alumnos a confiar en sus propias capacidades.
Hoy, gracias a la dedicación de María Angélica, niños que llegaron sin conocer el abecedario o que luchaban por expresar sus ideas han encontrado el poder de las palabras y el valor de los números. Su labor no solo ha abierto puertas al conocimiento, sino que también ha fortalecido la autoestima y el amor por aprender, contaminando de entusiasmo a toda la comunidad educativa.