Milagros del Valle Castellanos Gallardo inició hace más de veinticinco años ofreciendo talleres vacacionales en los que, para su asombro, los padres empezaron a buscarla para que explicara a sus hijos los contenidos escolares que no comprendían. Con el tiempo, su sala de estar se transformó en un salón improvisado que llegó a albergar a más de cincuenta niños de primaria y secundaria en su mejor época. Fue así como nació la Microescuela ‘Tareas Dirigidas Milagros’.

Hoy recibe a seis alumnos de primaria y doce de secundaria en el porche de su casa, equipado con mesas, bancos, una pizarra pequeña y una variada colección de juegos y libros. De lunes a jueves dedica dos horas diarias a cada grupo, sorteando el espacio reducido y los caprichos del clima con tal de que todos salgan sabiendo lo que vinieron a aprender.

Más allá de la enseñanza tradicional, Milagros planifica tardes de pintura, sesiones de cocina e incluso piscinadas, convencida de que el aprendizaje también se fortalece al divertirse. Los padres, satisfechos con los resultados y la responsabilidad en los pagos, confían en su proyecto por la calidad del servicio y el trato personalizado que cada alumno recibe.

La docencia ha sido su vocación desde los veinte años, cuando comenzó dando suplencias y descubrió que no había otra carrera que la convenciera tanto como enseñar. Hoy su mayor satisfacción es ver cómo cada desafío de lectura o de matemáticas se supera gracias a la atención individualizada que brinda con pasión y dedicación.