Teresa Méndez ha convertido La Casita del Saber, en Montalbán, Carabobo, en un verdadero semillero de sueños. Con apenas diez estudiantes, su proyecto educativo nace del deseo de trascender los métodos convencionales y de ofrecer un espacio donde cada niño se sienta libre de explorar y de expresar su curiosidad.

Cada mañana, Teresa recibe a sus pequeños aprendices en un salón que celebra la creatividad y la aventura. Para ella, cada idea es un tesoro y cada pequeño descubrimiento merece un reconocimiento especial. Bajo su guía atenta, las sonrisas brotan al ritmo de los clics de entendimiento cuando un concepto difícil se vuelve claro y fascinante.

El enfoque colaborativo que impulsa Teresa transforma a sus alumnos en cómplices de su propia educación. Juntos diseñan proyectos, experimentan con materiales y construyen relatos que fusionan la imaginación con el conocimiento. La flexibilidad en la planificación permite adaptar las actividades al ritmo y a los intereses de cada niño, garantizando que nadie quede atrás.

Más allá de las competencias académicas, Teresa enseña a sus estudiantes a afrontar la vida con valentía y confianza. En La Casita del Saber, cada jornada representa una oportunidad para descubrir capacidades ocultas y para creer en el propio potencial. Así, esta microescuela de la red El Bello Árbol se convierte en un refugio donde se cultiva la esperanza y se siembran futuros llenos de posibilidades.