Un rayo de luz

Yrian Castro
Yrian Castro, tras jubilarse de la educación formal, emprendió un camino de reinvención pedagógica adentrándose en disciplinas como el biomagnetismo, el reiki, la programación neurolingüística y el autoconocimiento. Hoy, como maestra en la microescuela ‘Un rayo de luz’ de la red El Bello Árbol, combina estos saberes para ofrecer a sus alumnos no solo conocimientos académicos sino también herramientas para gestionar sus emociones y cultivar una visión positiva de sí mismos. Para Yrian, enseñar va más allá de una profesión: es una misión para ayudar a cada niño a descubrir su verdadero potencial.
Montalbán - Carabobo
Un rayo de luz
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Número de alumnos:




Durante los días más inciertos de la pandemia, Yrian Castro encontró una nueva misión que transformó su vida y la de quienes la rodean. Lo que nació como un apoyo a sus sobrinas Gabriela y Lucía evolucionó en la microescuela llamada ‘Un rayo de luz’, un espacio íntimo de apenas cuatro estudiantes donde la enseñanza trasciende los libros y se convierte en un viaje de descubrimiento.
En cada sesión, Yrian emplea métodos poco convencionales: ejercicios diseñados para estimular ambos hemisferios del cerebro, dinámicas lúdicas que siembran el amor por la lectura y la escritura, además de charlas profundas que refuerzan la autoestima de sus pequeños. Bajo su cuidado, la educación se vive como un trayecto emocional y cognitivo, y cada niño aprende a valorar sus fortalezas y a afrontar los desafíos con optimismo.
La filosofía de Yrian parte de una convicción sencilla pero poderosa: el verdadero aprendizaje surge del autoconocimiento. Tras jubilarse, dedicó años a formarse en disciplinas como biomagnetismo, Reiki y Programación Neurolingüística, integrando esas herramientas en su propuesta pedagógica. Así, los estudiantes de ‘Un rayo de luz’ no solo adquieren habilidades académicas, sino también recursos para regular sus emociones y enfocar su energía en la consecución de sus sueños.
El impacto de su labor habla por sí mismo. Gracias a este enfoque holístico, los niños avanzan con seguridad, curiosidad y motivación, encontrando en la microescuela un refugio creativo donde cada obstáculo se convierte en oportunidad y cada logro en motivo de celebración colectiva.